Una conocida marca del líquido elemento para muchos noctámbulos, entre los que inevitablemente me incluyo, ha inventado un nuevo término: Nightology. Algo así como la «Nocheología» o ciencia de la noche, es decir, una nueva materia que no sabemos cómo pero que se podría y debería estudiar en algún centro lúdico, por ejemplo, en un bar, discoteca, pub o antro similar. Y de esto trató la conversación que mantuvimos el pasado sábado los amigos mientras cenábamos. ¿Conclusiones? En primer lugar, el indudable carácter empírico que debe tener la disciplina porque, seamos realistas, y en eso lleva toda la razón el Loco, a ver cómo se explica una borrachera o, peor aún, una resaca sin decir chorradas como aquello de «la ausencia de glucosa en los músculos…». Convencer a los padres para que le quiten a uno la hora vendría a ser algo así como la Selectividad. Después habría asignaturas con más o menos créditos en función de su dificultad. Sobre los contenidos, pues los amigos propusieron de todo. Desde «Teoría del ligoteo» a «Echando el pato. Paso a paso», pasando, inexorablemente por «La proporcionalidad inversa de la relación alcohol/mujer fea», y así, se dijeron tantas cosas en aquella mesa…Tras acabar la cena en la que discutimos sobre este asunto, al Cabrilla se le ocurrió ir al bingo porque era temprano para ir a Antique y nos pillaba al lado. Y miren que a mí eso del juego no me va pero, ¿por qué no? A Cyrano le encantó esto porque es de los que cuando entran en las fruterías piden dos manzanas y un avance, vamos, que el juego es lo suyo. Eso sí, allí dentro, perdimos un montón de euros y encontramos a un público que no hará botellón, vale, pero tampoco se les veía muy bien de la cabeza. Créanme, ese tipo de noches no es aconsejable, aunque dentro de la «nocheología» todo es posible.
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