LdeF y Tenorio no salieron. No pienso dedicarles ni una sola línea más hasta que no demuestren haberse recuperado de esa lesión que los ha convertido en candidatos de primera fila para el matrimonio y todo eso que viene detrás. Al hilo de los «casados», cuenta Pepe, un lector con bastante gracia, la verdad, que ha encontrado la forma para ir librándose de las tareas de la casa: hacerlas tan mal, que su mujer acabe por inhabilitarlo. «Si me mandan a fregar, tiro la olla ‘sin querer’ en el fregadero y acabo partiéndolo» o «cuando me mandaba barrer, iba amontonando la basura detrás del sofá, hasta que un día se dio cuenta». Hay más, pero prefiero no dar ideas. A estos consejos útiles, mi amigo Salva añadió la táctica del «bostezo» como arma para salir airoso con los colegas de vez en cuando. Según él, «tiene un porcentaje de éxito cercano al 80%». Es necesario comenzar a bostezar a una hora prudente (no antes de las once de la noche) y repetir constantemente lo cansado que estamos de trabajar durante la semana. Hay que avisar a los amigos para que no nos den toques al móvil ni nada parecido. Tiene que parecer que nos vamos a la cama en cuanto la dejemos en el portal de su casa, entre bostezos, obviamente, aunque a la media hora se nos haya pasado todo y estemos comentando lo buena que está la bailarina de la discoteca con un copazo en la mano. Es importante dar pequeños acelerones en el portal de la amada, mientras se añaden a la receta algunos «arrumacos» y un par de «te quieros» bien repartidos a lo largo de la escena. La cara de «derrota» es vital. A Salva le funcionó, porque así lo demostró su presencia el sábado en Caramelo aunque, con la cuarta copa, admitió que había tenido «más dificultades de las habituales». ¡Ah! la técnica del bostezo también es válida para las mujeres. El Conde no es machista.
Comentarios recientes