El domingo a mediodía llamé al Negro con pocas esperanzas de encontrarlo recuperado después de haberlo dejado a las 8 de la mañana cerrando Hispano, en Dos Hermanas, con unas copas de Legendario de más y con el Tropi y el Garru a su lado. Su voz de aguardientoso le delataba. Por fin desde que lo dejó hace unos meses con su novia de toda la vida está empezando a hacer el cafre, que no es ni más ni menos que lo que tiene que hacer. Estos días se irá a la playa con el Tropi y el Garru a seguir golfeando. Di que sí Negro, que yo te apoyo. Aunque él no me lee porque, aunque no lo creais, ellos piensan que es broma eso de que yo tengo un espacio en U7 para contar lo que les pasa. Y, pensándolo bien, es mejor así porque tengo más libertad para despellejar a quien lo merece. Sigo. La cosa irá de despecho porque el Tropi anda también algo cabreado desde que su inseparable, inmejorable y musculoso amigo, Pedro, lo haya cambiado por una morenita medio mona mejor parecida que él, todo hay que decirlo. Pero como estaban tan unidos que en la pandilla pensábamos que eran gays (a ver qué son dos hombres que se vienen de camping y buscan una lavandería para que les planchen las camisas en Punta Umbría), el pobre Tropi anda como si lo hubiera dejado su novio. Les deseo una buena juerga, aunque el Negro tendrá que perder unos kilitos si quiere volver a tener el éxito de antaño. Desde aquí os lo recomiendo a las solteras. Es un buen chaval, aunque se mueve menos que un caracol enyesado, come como un ejército, es adicto a la «Play», y se bebe el petróleo con hielo, pero, por lo demás, es perfecto. Yo me iré a la playa también con una «amiga» que se va a ir a relajarse y le da miedo estar sola así que, como buen caballero, la cuidaré y arroparé…hasta donde se deje. Por suerte, ella tampoco me lee.
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