El alcohol nos hace sentirnos a veces como Superman. ¿Quién no se ha creído Carlos Sainz con su Seat Panda por el campo de la feria de algún pueblo? o, ¿quién no ha visto guapa/o a la/el tía/o más fea/o del pueblo y encima, se ha ido a liarse con ella/el? ¡Ojo! Que yo sé que esto está mal, ¿eh? Pero a casi todos los que lo podemos contar nos ha pasado alguna vez. Pero, ¿a que a casi nadie le ha dado por creerse un nadador como David Meca? Pues os equivocáis. El Canario, el Talega y Carew creyeron que el alcohol los había convertido en los primos de Nemo y que trescientos metros no eran distancia para unos nadadores como ellos. Sitúense. Isla Canela. Cinco y media de la mañana. Desde los alrededores de un hotel maravilloso se podía divisar, en la otra orilla, el jolgorio de la feria de Isla Cristina. Como habían bebido «ligeramente», temían encontrarse con un control de alcoholemia (¡bien por ellos!) así que pensaron que la distancia a nadar entre Isla Canela e Isla Cristina no debía ser tanta…Para «arreglar» el asunto, el recepcionista del hotel en cuestión les animó a realizar el trayecto a nado a esas horas de la noche. «No debemos llevar billetes porque con el agua se mojan», pensó uno de los tres, probablemente el más lúcido ¿? Así que cogieron una bolsa de plástico en la que metieron sus pertenencias: unas chanclas y cinco euros en monedas. Yo no sé qué pensaban hacer con ese dinero, a no ser que el alcohol también les hiciera creerse potencialmente ganadores en la tómbola. El caso es que, una vez en el espigón, y mientras el Canario hacía estiramientos (me cuentan que «con gran estilo») para evitar calambres, la voz de la cordura le llegó a uno de ellos y abortaron la operación. La decisión fue acertada porque había mucha corriente pero, ¿qué no habrá que beberse para hacer eso?
El alcohol nos hace sentirnos a veces como Superman. ¿Quién no se ha creído Carlos Sainz con su Seat Panda por el campo de la feria de algún pueblo? o, ¿quién no ha visto guapa/o a la/el tía/o más fea/o del pueblo y encima, se ha ido a liarse con ella/el? ¡Ojo! Que yo sé que esto está mal, ¿eh? Pero a casi todos los que lo podemos contar nos ha pasado alguna vez. Pero, ¿a que a casi nadie le ha dado por creerse un nadador como David Meca? Pues os equivocáis. El Canario, el Talega y Carew creyeron que el alcohol los había convertido en los primos de Nemo y que trescientos metros no eran distancia para unos nadadores como ellos. Sitúense. Isla Canela. Cinco y media de la mañana. Desde los alrededores de un hotel maravilloso se podía divisar, en la otra orilla, el jolgorio de la feria de Isla Cristina. Como habían bebido «ligeramente», temían encontrarse con un control de alcoholemia (¡bien por ellos!) así que pensaron que la distancia a nadar entre Isla Canela e Isla Cristina no debía ser tanta…Para «arreglar» el asunto, el recepcionista del hotel en cuestión les animó a realizar el trayecto a nado a esas horas de la noche. «No debemos llevar billetes porque con el agua se mojan», pensó uno de los tres, probablemente el más lúcido ¿? Así que cogieron una bolsa de plástico en la que metieron sus pertenencias: unas chanclas y cinco euros en monedas. Yo no sé qué pensaban hacer con ese dinero, a no ser que el alcohol también les hiciera creerse potencialmente ganadores en la tómbola. El caso es que, una vez en el espigón, y mientras el Canario hacía estiramientos (me cuentan que «con gran estilo») para evitar calambres, la voz de la cordura le llegó a uno de ellos y abortaron la operación. La decisión fue acertada porque había mucha corriente pero, ¿qué no habrá que beberse para hacer eso?
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