Mi hermana lo hizo en la fecha y hora previstas. Se ha casado. Mira que hoy en día hay mucha información. ¡Ahí están las estadísticas!
Pero ella, ni caso. P’alante. Nada más llegar a la iglesia, mi tío, que es realmente el primer Canalla del que tengo constancia de entre todos los que llevan mi apellido, me preguntó sobre si yo era consciente de que estaba haciendo «apología sobre el alcohol y la infidelidad» desde estas líneas. Hombre tito, tú y yo sabemos que esas cosas en el fondo no son malas, aunque estén mal vistas. Además, a tu lado yo soy un simple aprendiz de Canalla, jeje. Ejem, que nos puede estar leyendo gente que nos conozca a los dos.
Como decía, el suceso ocurrió el sábado por la tarde, con el Betis jugándose el ser o no ser en el Calderón. Y ya sabéis que el Conde tiene cierta predilección por todo lo verdecillo. La gente disimulaba en el convite porque no querían mosquear a la suicida y al cómplice (mi hermana y su novio convertidos ya en marido y mujer) así que la frase «voy un momento al servicio» fue la nota dominante. ¡Cuánta incontinencia! Pero claro, rápido se descubrió el pastel: en el hall del hotel, apartados, pegados como lagartijas al televisor, se hallaban los fanáticos. Cuando Dani metió el gol, los nervios se tornaron en una euforia que duró hasta las 9 de la mañana. ¡Qué borrachera madre de mi ‘arma’! Al novio, por supuesto, lo vestimos del Betis y los sevillistas, pues también se lo pasaron bien al final porque la rivalidad bien entendida es algo sano… El Niño hizo una poesía genial sobre la hazaña, que es tremenda de buena, pero que hoy no me cabe en este huequecito. Prometo colgarla en la Red. Al novio lo tuvieron que meter a rastras en la habitación, -borracho, por supuesto- porque el Negro y el Conde lo teníamos secuestrado en el bar. ¡Enhorabuena a los novios! Aps, felicidades al «Samu» de Huelva
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