El Chino nos reunió a todos el viernes en el Trasiego, en la Buhaira, para hacer una despedida de soltero «light». O sea, que ni es despedida ni es ná de ná. He de admitir que, a pesar de la ausencia de la clásica excursión a un local de las afueras para ver -y me cuentan que hasta “palpar”- desnudeces variadas, me lo pasé en grande. El Chino siempre ha sido un tipo serio… o al menos en los últimos ocho o nueve años de su vida. Anteriormente tenía melenas, llevaba ponchos e iba a todos lados con su guitarra de palo de segunda categoría. No llevaba la de primera porque no era plan de llevársela cuando no se tenía claro dónde iba a terminar uno durmiendo, ni en qué estado. Eso sí, siempre muy enamorao de su futura esposa y con una foto de ella en la cartera por si, llegado el caso, había que enseñársela a una de las lobas nocturnas que campan por las discotecas (¿es o no, Chino?) para soltarle, orgulloso: «¿Tu la ves? Po es mi novia y la quiero taco así que ¡tira millas!». Con dos pares.
Dos pares son los que tiene el DJ de Bestiario, lugar al que fuimos a tomar unas copas después porque así lo quiso el Chino. El «pincha» en cuestión se ha ganado esta semana el título de «DJ Acuéstate». El repertorio: Sufre mamón (Hombres G), Cien Gaviotas (Duncan Dhu), Mamma Mía (Abba),…¿Lo más moderno? La Oreja de Van Gogh con la canción esa que Urbanokopas coreó a grito pelao. ¡Ojo! me encanta Bestiario, ¿eh? y su decoración es excelente aunque tenga una pega: El diskjockey no puede medir más que el chico que estaba pinchando porque se chocaría con el techo (en serio, podéis comprobarlo) y la luz del baño dura muy poco encendida (en la típica meada larga te quedas a oscuras, pero mueve el brazo que el sensor te detecta y se enciende…). En resumen: el Chino se casa pronto, Bestiario está muy bien pero debe reformar el tema musical «ligeramente» y, en general, para todos los bares: ¡Hay más público que el pureta «retro», el «cani» hip-hopero y el «charni» reggaetonero! Arriba el House.
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