A Pepe le da cada año por inaugurar su caseta de feria el sábado antes del alumbrao. Según él es “para probar que todo funciona”. Así que allí fuimos los sufridores a testear que el jamón estaba en su punto, que el pescaíto frito tenía demasiada harina, que los pijos tenían sus patillas como palas de jockey afiladas para la ocasión y que las sevillanas machaconas ya no se llevan. Todo iba bien hasta que apareció mi amiga “caso pendiente“. Sí. ¿Qué hacía allí? No lo sé. Una mujer “caso pendiente” (en adelante C.P.) es aquella que, por uno u otro motivo, debió caer en el saco en su momento y no lo hizo. La cosa se complica cuando tú también eres su C.P. Ejemplo: becaria que entró a trabajar en tu empresa y se fue justo cuando se estaba poniendo a tiro o compañera de universidad con novio en el momento más inoportuno.
Pero es que este C.P. tenía agravantes: habían pasado dos años desde la última vez que nos habíamos visto y ahora ninguno de los dos tenemos pareja (bueno, yo sí, pero es sólo una parejilla que se ha ganado a pulso la infidelidad porque se ha ido a la playa a estudiar oposiciones, ¿a quién se le ocurre?). Encima la inauguración de la caseta de Pepe empezó a decaer a eso de las 3 de la mañana. “¿Oye, te llevo a casa?”, le pregunté a C.P. y, claro, me dijo que “Sí, a casa o a dar una vuelta…”. El Conde lo tiene claro. Cuando una chica te dice “…o a dar una vuelta…” si no pillas cacho es que estás negado ante el gol. El símil futbolístico es: Ronaldinho ha dejado atrás a la defensa y encara al portero que, maniatado, amordazado, con una venda en la cara y con sobredosis de somníferos, no supone el menor obstáculo para que el balón penetre hasta la red. Y así fue. Me sentí un poco mal por la estudiante de oposiciones pero, ¿por qué me dejan solo en Feria? De todas formas la he cagado ligeramente porque después del gol (aunque no sería vanidad hablar de “mini-goleada“) se me ocurrió quedar de nuevo con C.P. para ayer, miércoles de Feria, sin acordarme de que mi parejilla venía de la playa también ayer por la mañana. Al final tuve que anular la cita con C.P. y, además, se enteró de que tengo novia. Se ha mosqueado y dice que le engañé. Pero no fue así. Ella me preguntó, antes del “partido” que si yo tenía “parienta“. Y como yo a esa palabra le tengo mucho respeto (mucho, mucho) y a mi parejilla no la considero así, le dije que no. Sigue enfada pero da igual porque, querido canalla, un consejo: elimina tus C.P. o te perseguirán toda la vida.
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