Que me corrijan si me equivoco. Hasta hace bien poquito se aseguraba (NASA, AEE, etcétera) que en Marte la cosa estaba chunga para que hubiera vida. Es más, que ir allí estaba jodido, se tardaba mucho, bla bla bla. Como si hubiera que ir en Metro y todos los días vaya.
Pasaron los años y cambió un poco la cosa. Ya nos dijeron que, bueno, que a lo mejor había algo parecido a agua, pero que, por supuesto, o congelada, o no sé qué historia a no sé cuántos metros de profundidad. Todo esto, mientras llegaban fotitos que parecían realizadas en el desierto de Almería, con toda su tierra coloradita y demás.
Ahora, nuevo giro de tuerca, aunque siguen sin bajarse del burro. Han llegado unas imágenes en las que parece verse agua en estado líquido. Son unas burbujitas en las patas de la nave, básicamente. Eso, con mis conocimientos del Tema 9 del libro de Naturales de 5º de EGB (aquel verde con peras inclinadas en la portada de Anaya) significa que puede haber vida por mucho que esta gente lo niegue.
Ya el agua no está congelada, porque ahora contiene sales aunque en una concentración tan alta -ahora viene lo que les gusta- “que es incompatible con la vida”. No hay quien les entienda. Primero que no hay vida porque no, después porque no hay agua, después porque hay agua, pero no es Lanjarón, ahora porque tiene sal (¿Qué pasa? ¿Que no pueden ser bichos hipertensos o qué?) y está en el subsuelo. ¡Que la fotito lo deja claro! ¡Que hay agua y que está deseando que vayamos allí dando un paseo y montar piscinas y “Guadalparkes”!
Lo siguiente, cuando veamos a un marciano haciendo esquí acuático en un lago gigante mientras su colega de orejas picudas (aceptamos Pikolo de color verde) nos guiña un ojo portando una garrafa de cinco litros por la orilla, ¿Qué nos dirán entonces?
Reflexión: Científicos del mundo, ya que hoy no os queman en una plaza pública por herejes, echarle un poco de ovoides al asunto y decid que sí, que hay agua a raudales en Marte. ¿Creeis que alguien va a ir a comprobarlo? Y a mí, además, entre tanta crisis, me daría un alegrón, aunque no acierto a saber por qué.
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