Ya hace un año que te fuiste amigo. Y parece que fue ayer. Una llamada al filo de la medianoche, de ésas que te dejan frío, de las que paran el tiempo y rasgan para siempre los corazones, nos anunció que te habías ido.
Estabas jugando al fútbol, a ese deporte que con tanta pasión vivías en el campo o en la grada, cuando recibiste el toque inexcusable de quien está arriba. Hacían falta almas buenas en el cielo y contigo no tuvo mucho que pensar. Te paró el corazón para llevárselo lleno de bondad, de buen humor y, en definitiva, de todo eso que llevan dentro esas personas cuyo hueco en la Tierra es imposible de rellenar.
Ya hace un año. Y éstas líneas van con retraso, pero ¿sabes Isaac? Por más que intenté escribirte algo, por más que quise dedicarte unas palabras de despedida, mis dedos estaban paralizados por la pena. Esa tristeza, unida a la sensación de que aquello, sencillamente, no estaba pasando e ibas a aparecer en cualquier momento, como siempre, con una sonrisa, fueron motivos suficientes para que pasaran los días, las semanas, y no encontrara el momento ni las fuerzas para escribir.
Ya hace un año, y a ella le está costando mucho superarlo. Si no es fácil aceptar tu marcha para nosotros, ¿cómo lo va a ser para quien compartió contigo media vida? Nunca te olvidará, pero entre todos -y sobre todo con la ayuda de las niñas- intentaremos que pueda convivir con tu recuerdo llevando una vida lo más feliz posible. Olvidar a alguien como tú es demasiado complicado, porque al olvido sólo se pasa cuando no se ha dejado huella y tú no eras de esas personas. Prueba de ello es que es raro que saquemos a relucir alguna de las batallitas de los Niños del Barril sin que salga rápidamente alguien diciendo: “…¿Y te acuerdas cuando Isaac…?”. Con el Betis, con tu Betis, en el Colombino, en el Ruiz de Lopera -¡perdón! Benito Villamarín- en Matalascañas, en la Final de la Copa del Rey, en Zamora, en Ibiza, en Dos Hermanas… Estás, siempre estás, presente porque quisite llevar a cabo una vida de esas inolvidables para ti y para los tuyos.
Ya hace un año, y sólo sabemos que pasarán más, probablemente muchos más, sin verte. Para los creyentes, tantos años como nos separen del otro mundo; para todos, lo único seguro es que la pena fue dando paso a un recuerdo agridulce y éste, con los meses, ha ido transformándose en un álbum repleto de instantáneas que, paradojas de la vida -de ésa que por desgracia te quitaron de un plumazo- está repleto con imágenes tuyas sonriendo o haciéndonos sonreir. Y así, Isaac, pase un año, pasen dos o sean cincuenta, te recordamos hoy y te recordaremos siempre: sonriéndole a la vida.
Te echaremos siempre de menos.
Un abrazo allá donde estés.
Jooo Javi, me has emocionado…. yo también recuerdo aquel día cuando me llamó Vane para contármelo, habían sido compañeros de trabajo y le tenía mucho cariño, y enseguida fui a contárselo a mi hermano para que él lo comunicara a quien fuera…
qué pena que pasen estas cosas !un besote para su compañera de viaje que aunque no la conozco me hablaron muy bien de ella.