La quinta temporada de la mejor serie de la historia terminó a lo grande: Juliet viva o muerta en el fondo de un agujero que absorbía todo lo que había a su alrededor, Jacob muerto a manos de Benjamin Linus, Locke también ¿muerto? y toda la pandilla esperando que esa incursión en el hoyo por parte de Juliet acabe por devolverlos a todos la “normalidad”.
La sexta temporada de Perdidos es, con mucho, el acontecimiento televisivo más esperado en 2010. En dos meses, los enganchados estaremos descargando los capítulos -subtitulados o no, depende del “mono” que tengamos- para ir devorando algo que, en nuestro interior, no queremos que termine.
Porque el final de Perdidos puede llegar hasta ser previsible. Lo más obvio, viendo el devenir de los acontecimientos, es que la serie acabe con los pasajeros del Oceanic 815 llegando a Los Angeles como si nada hubiera pasado porque alguien evita que se deje de meter la secuencia 4 8 15 16 23 42. ¿O no? Porque Faraday explicó, antes de ¿morir? que el tiempo es como una calle por la que puedes avanzar hacia delante o hacia atrás, pero no puedes cambiar nada.
Ahí está el miedo de los seguidores de Lost: son tantos los caminos abiertos, tantas las incógnitas sin despejar que ni siquiera Faraday en sus mejores años en Oxford sería capaz de resolver al 100% una ecuación maravillosamente caótica en sólo 17 capítulos (los que tendrá la sexta temporada). Hay tantos millones de seguidores escudriñando cada fotograma de cada episodio que es complejo que a los guionistas no se les quede nada en el tintero.
Porque en la sexta temporada puede ocurrir de todo en una historia cuyo verdadero encanto ha sido la forma de contarla. Aunque suene pretencioso, Perdidos no es más (ni menos) que una mezcla colosal de Stargate + El Experimento Philadelphia + Regreso al futuro. Puertas temporales, cosas que desaparecen de sitio con campos magnéticos…nada que no hubiera aparecido ya en otras películas y series, pero esta vez muy bien enjaretado.
Sabemos que los egipcios tienen un papel importante en la trama. Conocían la isla y sus propiedades y la forma para ir allí. De hecho, ¿no encontráis ninguna similitud entre la escena en la que Jack tiene que meter los zapatos de su padre en el ataúd de Locke y los rituales de enterramiento egipcios? (normalmente se enterraba a los faraones con sus pertenencias para que siguieran en la otra vida) A lo mejor no. Esto es territorio de frikis-televisivos, por si no te has dado cuenta todavía.
En la sexta temporada estará Juliet, Faraday, Charlotte (¿pensabas que los tres habían muerto?), Claire -desaparecida durante la quinta- y esperemos que haya una gran trama pensada porque lo fácil es pensar que Juliet ha detonado la bomba, ha resucitado a todos los muertos al volver atrás y los de Oceanic pueden volver todos sanos y salvos.
Pero, ¿entonces para qué nos meten a Jacob y el muerto viviente de Locke en la trama? ¿O por qué existe un Desmond que ve el futuro y el pasado? ¿Y el barco Pirata? ¿Y los experimentos militares? ¿Y el humo negro? ¿Y la secuencia numérica? ¿Y la bomba atómica que hay que detonar? Ah sí, para que pueda ocurrir lo previsible: que detonándola, el Oceanic 815 llega a buen puerto o, al menos, si el avión sufre turbulencias sea unos segundos más tarde y caiga en una zona visible del mundo “normal”.
En Perdidos se ha repetido mil veces la palabra “Destino”. Y ese destino, por lo que sabemos hasta ahora, es que 6 personas se estrellaron para conseguir detonar una bomba que impedirá que 30 años después Ben mate a Jacob. ¿Lo demás? Lo sabe Richard Alpert que, en este final -que será más parecido a la primera temporada- tiene mucho que contar.
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