Se confirman los peores presagios: Tenorio ha perdido gol por completo. Sus intentos en la Feria no han surgido el menor de los efectos. «No me importó. No lo considero un fracaso. Ahora no necesito acostarme con las tías. Sólo quiero su compañía». Este tipo de frases son propias de los perdedores, de los deprimidos y de los chicos a los que los dejan sus parientas. No me fastidies Tenorio. Uno entiende que ahora estés algo alicaído después de haberte demostrado a ti mismo que no tienes la menor fuerza mental para la fidelidad y que tu romanticismo supino sólo se traduce en la elongación de tu…dejemos la rima ahí. En tu estado has olvidado como antes las chicas eran capaces de llegar a darle una patada a un botellín en una discoteca para que éste te diera en la pierna y tú las miraras. ¿O ya no recuerdas la noche de Ro y Fati en Boss? ¿No recuerdas cómo te metistes en el bolsillo a Mari aquella noche en el macrobotellón de Capitanía? Y así podría seguir y seguir… De todas formas no ha perdido su sentido del humor. Después de presentarle a una amiga en Feria, Tenorio se acercó a mi lado y me dijo al oído: «En una semana me estará diciendo ‘dame más, dame más’…». Todo esto ocurría mientras la enésima portadora de claveles me quería endosar un capullo para la solapa y me endiñaba la correspondiente maldición tras mi negativa. Espero que no se hagan realidad ni la mitad, porque si no estas líneas las tendrá que empezar a escribir otra persona dentro de poco. La mejor fue una señora de unos cuántos años con un delantal más sucio que el macuto de un indio que me enganchó un clavelito al galope mientras me decía «Guaapoooo» y como me lo quité con la misma rapidez, no dudó en cambiar de actitud para decirme «Feoooou». Una muestra más de que la belleza es, en ocasiones, algo proporcional a los euros que ofrezcas.
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