Ver la peli esta del premiazo que protagonizan Brad Pitt y Orlando Bloom, por destacar a los guaperas, me ha dejado más claro que nunca que las mujeres cuando quieren son capaces de «liá un pueblo». Es lo mismo que pasó una vez con mi amiga Loli, la que me traía conchitas de la playa con mi nombre escrito en lápiz y parecía estar colada por mí y a la que una buena noche, sin avisar, me la encontré engullendo en una esquina a un chaval esmirriao, con los pelos de pincho y más largo que la cola del paro. Recuerdo que en ese momento el Chino me tuvo que agarrar. «Illo, déjala. Pero si son todas iguales. Tú déjala y se si te pone a tiro, te la tiras y si no, mira alrededor cuántas tías hay», me comentó. Pero claro, yo entiendo perfectamente al rey este de Grecia, que llevó mil barcos y cincuenta mil hombres por culpa de la rubia. Pero no comparto que murieran el Patroklo («Perolo» según mi amigo el Negro), el hermano del rey de Grecia, y todos los demás, incluido el prota, por culpa del enchochamiento del tío este. Eso es que Homero no vio como reaccioné yo. Hay que ser mucho más frío en los planteamientos. Ya lo dijo Napoléon. ¿Qué la chica en la que te has gastado todo el presupuesto de un año en invitarla a copas te deja por un chavalito fashion? Pues nada hombre, cuando los veas juntos, los saludas amablemente…y después intentas enrollarte con su mejor amiga y buscar argumentos «suaves» para enfrentarlas. Eso evitará montar líos absurdos, que el chico fashion te acabe pegando o llamando a sus amigos los cafres y que acaben dos pandillas mirándose de reojo en la disco o, lo que es peor, endiñándose. Eso hice yo. Me enrollé con dos amigas suyas, y al final, como ella se picó, también me enrollé con ella y el chico fashion nunca lo supo. Divide y vencerás y así podrás conquistar Troya o lo que quieras.
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