Tal y como prometí, me acerqué a la Feria para ver cómo el Motosierrín le daba al botoncito y encendía el tinglao. Y me tomé dos vasitos de rebujito -vale, tres- y bailé un par de sevillanas (la que te gusta y la de compromiso con la madre de la amiga de turno) y sobre las [...]
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